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Alma sensible


Alma era, es y será mi compañera de la vida diaria, de estudio y de trabajo.


Ella nació el 16 de agosto de 2017 y llegó a la familia el 26 de octubre de 2017.


Sus 3 primeros años fue una perrita de compañía, muy buena para comer. Luego, de comerse su ración de comida seguía con la de su compañero.


En el 2020, durante la pandemia comencé a estudiar en CECTAC, en forma online, para certificarme como Técnica en Intervenciones Asistidas con animales, pero debía inscribirme con un perrito, y aquí es donde comienza el camino laboral de mi compañera Alma. Con ella puse en práctica lo que estaba aprendiendo, pero también sería mi compañera laboral, porque ella sería Alma, Perro de Intervenciones.


Hicimos nuestras primeras intervenciones en Fundación Las Rosas, una fundación que se dedica al cuidado de personas mayores. Recuerdo la primera vez que entré con la Alma, la expresión de sorpresa de las personas mayores al ver aparecer a una perro. Algunos se alegraron mucho, otros menos y otros les dio lo mismo. Hubo personas que me contaban que hace muchos años habían tenido un perros, o los nombres de sus perros. Un buen ejercicio de memoria.


Alma ayudó a varias persona, a algunos haciendo sus terapias kinésicas, a otros su terapia ocupacional y a otros los visitó en sus camas, de donde no podían levantarse o muy rara vez podía hacerlo, por sus distintas afecciones de salud.


Recuerdo a una persona que tenia Alzheimer, le llamaremos Anita, que ya no reaccionaba mayormente a su entorno pero si podía caminar, era muy ágil para hacerlo. Alma le ayudaba a caminar, para esto Anita tomaba la correa de Alma y "la paseaba". Alma llevaba puesta dos correas, una que tomaba Anita y otra que tomaba yo, a modo de seguridad y para guiara a la Alma. De esta forma motivábamos el ejercicio de caminar. En ocasiones, mientras caminábamos, Anita se detenía y acariciaba a la Alma, era un pequeño momento de conexión con la realidad. Era asombroso.


El segundo lugar donde participamos, fue en un colegio Montessori. Fuimos a enseñar a los niños sobre las necesidades básicas de los perros y tenencia responsable. Alma lleva puesta una capita con dos bolsillos, uno a cada lado. En cada bolsillo habían unas tarjetas con una breve descripción. En una sesión hablamos sobre los necesidades básicas de los perros y en otra sesión, sobre la tenencia responsable. Los niños eran los encargados de sacar y leer las tarjetas, yo complementaba la información, y, luego, los niños iban dando un premio a Alma y ella super feliz los recibía. Fue muy bonita esa experiencia, porque los niños aprendieron e iban contando sus experiencias con sus perritos.


El tercer lugar que fuimos fue el departamento de la discapacidad de una ciudad de Concepción. Aquí, acompañamos las terapias ocupacionales de dos niños. Uno logró interactuar más con la Alma. Cada uno tenía un diagnóstico muy distinto. El niño con el que logró interactuar más, lo llamaremos Pablo. Lo que yo observé es que Pablo realizaba feliz su terapia, incluso le hizo un dibujo. La terapia, sin duda, se hacía más entretenida para él. Todo era aun juego, donde juntos pasaban por un túnel, o debía llevarle un premio a la Alma, o la Alma le tenía guardado distintos objetos en los bolsillos de su capita. Era realmente motivante estas actividades para Pablo.


Juntas también hicimos el curso de Educación y Adiestramiento Canino, también debía hacerlo acompañada de un perrito, para poder prácticar, claro que Alma estaba un poco aventajada porque ya había aprendido hartos comandos en el curso anterior. Fueron 5 meses de aprendizaje. Posteriormente, comencé a trabajar como Educadora y Adiestradora Canina. Coincidentemente, hubo dos familias que tenían Beagles, como mi Alma, asi que me sentí como en casa. Siempre daba el ejemplo de mi cachorra (así le llamo de cariño), para que no tuvieran prejuicios de la raza, a veces se dio que los Beagles son muy desordenados, que es difícil enseñarles, pero yo decía que no.


Alma tuvo que cruzar el arcoíris tempranamente, han pasado 6 meses, y aún duele. Extraño su compañía diaria. Cuando recién partió me sentía sola, no sabía como seguir con Can Intervenciones, porque fue algo que partimos juntas. Casi todas las publicaciones que hacía en Instagram tenían una foto de ella. Cuando quise publicar algo, después de su partida, me sentí en blanco, me encontré solo con fotos de ella.


Su propósito fue acompañarme en el aprendizaje del mundo canino, el nuevo camino que seguiría en mi vida después de haber ejercido como Ingeniera, profesión que no me apasionaba, pero si el mundo canino.



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